Naranja inmaculada acaricia la tarde
rueda sin tiempo
sin hebra asesina,
el destino es niño
juega en veredas pintadas
tierra y cielo,
salta
quieto allí arriba proyecta su sombra
leve olvido
Telarañas de pensamientos lo asaltan,
fabrican un sabor amargo,
llenan su garganta
Sabe que un día
la sangre calla,
aterrada
cede al vacío
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